Por dentro
La rana en extinción, DiCaprio y la comunidad opositora: el dilema de Codelco en Ecuador
Desde hace casi 30 años las comunidades del Valle del Intag -en la provincia de Imbabura, en el norte de Ecuador, a cuatro horas de Quito- han luchado contra todos los proyectos mineros que han buscado instalarse en la zona. Y hasta ahora, la estrategia ha funcionado: ninguna compañía ha instalado un yacimiento operativo.
Todo partió en 1995, cuando la japonesa Mitsubishi quiso armar una mediana mina de cobre en esta zona, conocida por su clima tropical, cascadas y montañas. En un inicio este plan pasó inadvertido, pero cuando presentaron su Estudio de Impacto Ambiental, las comunidades se enteraron que deforestarían parte importante del lugar. Con esto, comenzó una resistencia ciudadana que obligó a los asiáticos a dejar el país.
Luego, en 2002, y en el mismo lugar, la empresa canadiense Ascendant Copper ideó un plan similar que tampoco prosperó, a pesar de contratar paramilitares que los ayudaron a ingresar al perímetro de concesión.
En 2011 llegó Codelco con la Empresa Nacional Minera del Ecuador (Enami EP) luego de suscribir un convenio de exploración minera que se materializó en diciembre de 2014, cuando las autoridades pertinentes le otorgaron la licencia ambiental. La idea era levantar una operación en 4.829 hectáreas que lograra una producción de 200 toneladas de cobre anuales.
Era, a todas luces, un plan atractivo, especialmente para la corporación chilena, que buscaba desarrollar su primer negocio minero fuera del territorio nacional.
Mucho ha pasado desde esa fecha: paralizaciones de las operaciones, protestas ciudadanas, e incluso tensiones entre Codelco y Enami EP, que terminaron en un arbitraje ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) que todavía no comienza formalmente (ver recuadro).
Pero el pasado 29 de marzo la cuprífera chilena, a través de su filial EMSAEC, recibió el más duro golpe hasta ahora en Ecuador: la revocación, por parte de la justicia local, de la licencia ambiental para operar y avanzar en el proyecto Llurimagua, el caballito de batalla de la corporación nacional para avanzar en su plan de expansión internacional y que contempla una inversión extraoficial de US$ 3.000 millones.
El pasado 29 de marzo Codelco recibió el más duro golpe hasta ahora en Ecuador: la revocación de la licencia ambiental para operar y avanzar en el proyecto Llurimagua.
Hoy, dicho proyecto minero está en jaque, y todo por una ofensiva ciudadana que, en la última instancia, ganó en los tribunales. Fue, comentan fuentes al interior de Codelco, un golpe inesperado y que los pilló desprevenidos, por lo que tuvieron que, rápidamente, activar un plan de contingencia.
Desde la compañía chilena explican a DF MAS que “mantenemos intacto el interés en el proyecto a pesar de la sentencia, puesto que estamos convencidos que el proyecto será el gran motor de desarrollo para toda la provincia de Imbabura, cantón de Cotacachi, y que traerá importantes beneficios directos para la República del Ecuador por su contribución a la generación de trabajo directo e indirecto, desarrollo de proveedores locales y por los pagos directos que recibirá el Estado”.
Las ranas de la discordia
Fue en 2016 cuando la bióloga Andrea Terán, del Centro Jambatu, redescubrió -justamente en el bosque del proyecto cuprífero Llurimagua- la rana atelopus longirostris, una especie que se creía extinta desde hace 30 años y que no medía más de cuatro centímetros.
Tres años después ocurrió algo aún más inesperado: la detección de una nueva especie del anfibio, que todavía no tiene nombre científico, pero que fue bautizado informalmente como “resistencia”.
Estos dos descubrimientos encendieron las alarmas en la comunidad local y círculos ambientalistas, quienes activaron una serie de acciones para salvar el hábitat de dichas especies. Los expertos proyectaron que un proyecto minero como Llurimagua podría contaminar el agua y afectar la supervivencia de estos animales. Por ejemplo, en 2020, Terán presentó una demanda para frenar el desarrollo de este yacimiento, pero no tuvo suerte en tribunales.
Los que sí prosperaron fueron un grupo de habitantes de Junín -agrupados en la Coordinadora Ecuatoriana de organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (CEDENMA)- que presentaron, en 2020, una medida cautelar para suspender la licencia ambiental de la operación.
“Al principio ganamos, pero inmediatamente EMSAEC apeló y se terminó anulando la primera sentencia”, comenta a DF MAS Gustavo Redín, presidente de CEDENMA y abogado de las comunidades de Intag y del Bosque de Junín.
Al año siguiente, agrega el jurista ecuatoriano, interpusieron una acción de protección (similar al recurso de protección en Chile) en el que acusaron errores en los estudios de impacto y en manejo ambiental en la primera fase de exploración avanzada. Además, acusaron que no se realizó una consulta ambiental, algo que, a su juicio, era fundamental para un proyecto de estas características.
En estos dos elementos se basaron en articulados de la Constitución ecuatoriana de 2008, que consagra la protección de la naturaleza y la necesidad de realizar consultas ciudadanas previo a desarrollar proyectos de estas características.
“Perdimos en primera instancia, después apelamos y hace dos semanas se generó la sentencia definitiva del tribunal provincial de Imbabura”, explica al teléfono desde Quito.
Las críticas de DiCaprio
“Los bosques nubosos del Valle de Intag albergan decenas de especies en peligro crítico de extinción, algunas de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, como la rana arlequín de nariz larga y la rana cohete de resistencia de Intag”.
Así, acompañado de cinco fotos, el actor ambientalista Leonardo DiCaprio, el pasado jueves 19 de enero, hizo un llamado para que los jueces de la corte provincial de Imbabura resolvieran cuanto antes la acción judicial que CEDENMA ingresó en 2020 y que se había aplazado por una serie de razones. La publicación, en su cuenta personal de Instagram, tuvo más de 277 mil me gusta y más de 1.400 comentarios.