Coffee break
La lucha “David y Goliat” entre chocolatería y Nestlé por la marca Liberté
En 2015 la abogada Rayén Campusano decidió cumplir su sueño: emprender. Postuló a un Capital Abeja de Sercotec para crear una chocolatería inspirada en el estilo belga que conoció en un viaje a Europa.
Comenzó haciendo chocolates en su departamento y vendiéndole a su familia, amigos y conocidos, esto de manera paralela con su trabajo de abogada hasta que logró independizarse. Eligió el nombre Liberté Chocolat, pensando que el francés funcionaba bien y porque le gustaba el concepto de libertad. La libertad de tomarse un momento para saborear un chocolate y también su propia libertad al transformarse en trabajadora independiente.
Solicitó la inscripción de marca ante el INAPI en abril de 2017 y esta se publicó en el Diario Oficial sin que hubiese reclamación dentro del plazo establecido.
El negocio siguió creciendo y abrió un local en Ñuñoa. En 2018 surgió una demanda por parte de La Fête, marca que tiene una caja de bombones llamada La Liberté. Rayén presentó las pruebas que acreditaban la correcta inscripción de la marca y ganó la primera instancia, pero La Fête apeló, ordenando el Tribunal la nulidad del registro. Entonces la emprendedora contrató abogados especializados en temas de marca.
Tras el estallido y la pandemia el asunto quedó detenido, hasta hace tres meses, cuando se abrió el término probatorio nuevamente en el INAPI. Rayén y sus abogadas comenzaron a reunir pruebas para acreditar el uso de la marca desde 2015, con este objetivo del pasado 26 de junio publicó un video en la cuenta de instagram de la chocolatería -que tiene 23 mil seguidores- bajo la consigna “Salvemos a Liberté Chocolat” donde explicaba el caso y solicitaba ayuda a sus clientes contestando un formulario para presentar en juicio.